Por: Édver Delgado.
“El hombre moderno es igualmente la presa y el
resultado de impresiones salvajes, perturbadoras y enervadoras. El desarrollo
prodigioso de la técnica, sus triunfos y sus fracasos: el record deportivo con
sus algazaras y sus sensaciones: la sobreestimación tontamente exagerada de la
artista que es una atracción para las masas: el cinematógrafo, las grandes
reuniones de boxeo realizadas ante multitudes gigantescas: he aquí lo que con
otras manifestaciones análogas dibujan la imagen de la época en que vivimos al
mismo tiempo que su decadencia. Han desaparecido las teorías morales que tenían
una dulce serenidad tales como la cultura del espíritu, el arte, el pensamiento”
— Thomas Mann
“El problema del hombre de
hoy, es como el de los bonsái. Cuando se siembra la semilla del más alto de los
árboles en una pequeña maseta, obtenemos una réplica del árbol más alto pero
apenas unos pocos centímetros de altura. La semilla en sí no tenía ningún
problema, es el tiesto o matera la que resulto inadecuada”
— Muhammad, Yumus
Constantemente reflexiono
sobre la realidad actual y hoy —con preocupación— veo que algo, no sé qué, está
pasando. Si quieres tener la misma percepción mía, te invito a leer los
diarios, ver las últimas noticias y para no ir más lejos, leer en profundidad
los análisis históricos de la actualidad que pasan desapercibidos, pero son
publicados en la web, en los periódicos y las revistas, aún en esas, que a
simple vista nos parecen superficiales, porque escandalizan con tanta pierna, vicio,
infidelidad, extravagancia, morbo, grosería, consumo, escote, tabú y más.
Pues bien, les decía que
algo está pasando y nos debe interesar, porque hace pocos años, a pesar de la
rebeldía juvenil que siempre ha existido, era muy fácil hallar variadas formas
de encontrarse en el mundo y buscar desde ellas un lugar protagónico. Hoy en
cambio, mis sencillas reflexiones dicen que, parece que sólo existen dos caminos:
el que conduce al acabose y al sin sentido, y el que nos acompaña hacia la
búsqueda y realización de sueños, metas y esperanzas.
¡No me crea!... porque
puedo estar equivocado, pero… analice usted el mundo y verá con tristeza que un
número bastante grande de habitantes de este, nuestro amado planeta, anda en
cosas que atentan contra la dignidad humana, atacan su cuerpo y procuran
siempre la satisfacción de sus múltiples impulsos momentáneos, sin tener presente
que nuestro ser —en relación con el tiempo y el espacio— vive dejando un pasado
y un presente instantáneamente y por lo tanto, debemos jugar en torno al futuro
que segundo a segundo se construye.
Esta realidad es aún más
preocupante cuando vemos que por la falta de sentido y de respeto a la vida, se
inserta el amor sin freno hacia la muerte y con bastante locura, el
fundamentalismo religioso, económico, político y social que se instala y trae
consigo la segregación, la división, el odio y estúpidamente, la inmolación, el
suicidio y genocidio.
Mientras que muchos se
consumen en la abundancia de cosas que les dice que la razón de la vida está en
tener y se quedan en la banalidad de una realidad vacía y finita; un número
grande afortunadamente, está aprovechando la conspiración constante del
universo para participar activamente en la revaloración de lo que es
fundamental y tiene valía, es decir, la vida en todas sus manifestaciones.
El primer camino de los dos
que veo, es bastante oscuro, confuso y lo peor, atenta contra la continuidad de
la existencia —no sólo de los que lo toman— sino de todas, todos y todo. O
acaso, ¿no es un atentado contra la vida el número creciente de homicidios y
suicidios que se están presentando?, ¿no es un atropello a la existencia la
contaminación del universo por la proliferación de basuras y sustancias
químicas?, ¿no es asesina la ruptura constante de los valores fundamentales
cuando se apoya el aborto sin razón médica y se justifica la transformación y
el deterioro del cuerpo por el afán narciso de tenerlo diferente o cargado de
artefactos?
El segundo camino, que
afortunadamente miles de personas lo toman, no es nuevo, él ha acompañado la
historia de la humanidad y gracias a eso contamos con modelos de vida,
disfrutamos de referentes éticos, políticos, económicos y sociales. O acaso,
¿no se percibe fácilmente en el movimiento sincero de la persona que acoge en
sus brazos al que está moribundo por la injusticia del mundo?, ¿no se ve cuando
el llanto de un huérfano es cambiado por la dicha gracias a la pronta acogida
de un alma superior que es capaz de hacerlo sonreír?, ¿y no se siente cuando
miles y miles de personas siguen ideales que procuran mantener vivo el amor que
defendió el que murió en la cruz y otros tantos como aquél, que consiguió sin
armas la libertad de la India?
Gracias a este camino que
construye, despierta el deseo de mejorar las condiciones de vida y el ingenio
de las personas, es que día a día se nos facilita la existencia con la ingeniosa
creación de tantos y buenos adelantos tecnológicos.
Este camino que le apuesta
a la significatividad por las acciones que construyen, sigue y seguirá presente
gracias a que opta por lo que es —o al menos parece— bueno, justo, bonito,
noble y necesario.
Para terminar, invito a que
vean con los ojos del corazón la realidad y busquen siempre el camino que
construye, y sin rechazo le apuesten a la orientación de las personas que están
optando por el primer camino, porque la vida es un don preciado y por ella es
bueno que cada mañana nos levantemos tomemos con gallardía nuestros sueños,
nuestras metas e ideales y nos lancemos a la construcción de un mundo que sea cada
vez más posible
para todos. Mundo en el que la sonrisa sea el arma que desarma el odio presente
entre nosotros.
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